#AsíLasCosas Trump vs. las universidades de élite a las que acusa de promover una agenda ideológica liberal
- anitzeld
- hace 8 horas
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Donald Trump mantiene una relación tensa con universidades de élite como Harvard, a las que acusa de estar desconectadas del ciudadano promedio y de promover una agenda ideológica liberal que, según él, margina las voces conservadoras.
A menudo denuncia lo que llama "adoctrinamiento" en los campus y critica que estas instituciones reciban importantes beneficios fiscales mientras, en su opinión, no garantizan un verdadero debate de ideas. Trump ha insinuado en repetidas ocasiones que estas universidades operan como bastiones del progresismo, donde se penaliza a quienes disienten del pensamiento dominante.
Esta postura no se traduce necesariamente en acciones legislativas directas contra las universidades privadas, pero sí forma parte de una narrativa más amplia que busca confrontar a lo que él llama las “élites intelectuales” con la “América real”.
Harvard y las universidades privadas bajo fuego político
Durante su actual presidencia, Donald Trump ha intensificado su retórica contra las universidades de élite, especialmente aquellas percibidas como bastiones del pensamiento liberal. Instituciones como Harvard University se han convertido en blanco frecuente de sus críticas, al ser retratadas como espacios que favorecen el adoctrinamiento ideológico y excluyen a las voces conservadoras.
Trump acusa a estas universidades de operar como clubes cerrados para las élites, alejados de los problemas reales de los estadounidenses. En múltiples eventos y discursos, ha cuestionado por qué reciben beneficios fiscales millonarios si —según él— no fomentan un verdadero debate de ideas, sino que castigan el disenso.
La narrativa de “la élite contra el pueblo”
Esta confrontación se inserta en una estrategia más amplia que Trump ha cultivado durante años: presentar a las élites intelectuales y académicas como enemigas de la “América real”. Bajo esta lógica, las universidades privadas son vistas como parte del establishment liberal que ignora, margina o desprecia las opiniones de los votantes conservadores.
Aunque esta narrativa no se ha traducido, por ahora, en políticas legislativas concretas contra Harvard u otras universidades privadas, sí influye en la forma en que se percibe el valor de la educación superior. Para muchos de sus seguidores, esta visión refuerza la idea de que el conocimiento académico ha sido capturado por una “casta progresista”.
Estudiantes internacionales en la cuerda floja.
Si bien Trump no ha prohibido explícitamente la presencia de estudiantes extranjeros en universidades como Harvard, las políticas migratorias restrictivas continúan generando incertidumbre. La administración ha planteado nuevas limitaciones a las visas F-1 y revisado los programas de trabajo para estudiantes graduados, como el OPT (Optional Practical Training), dificultando la permanencia de talento internacional en Estados Unidos.
Esto se suma a antecedentes como el intento de 2020 —durante su primer mandato— de obligar a los estudiantes extranjeros a abandonar el país si sus clases eran 100% online, una medida que Harvard y el MIT lograron frenar con una demanda judicial.
¿Qué está en juego?
El conflicto entre la administración Trump y las universidades privadas como Harvard no es sólo simbólico. Se trata de una disputa que toca los cimientos del modelo estadounidense de educación y democracia. En juego están la libertad académica, el papel de las universidades en la formación del pensamiento crítico y el lugar de Estados Unidos como destino educativo global.
Además, las decisiones que se tomen en este nuevo periodo presidencial podrían tener efectos duraderos en la manera en que el mundo percibe la relación entre política y conocimiento en Estados Unidos.
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