La mitad de la población mundial sufrió un mes extra de calor extremo por el cambio climático: México entre los más afectados
- anitzeld
- hace 1 día
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Durante el último año, México ha enfrentado un aumento significativo en los días de calor extremo, con 82 días registrados, de los cuales al menos 51 se atribuyen directamente al cambio climático. Este fenómeno ha tenido múltiples efectos en la salud pública, incluyendo un repunte en casos de golpe de calor, deshidratación, enfermedades gastrointestinales y complicaciones respiratorias y cardiovasculares. Hasta junio de 2024, se reportaron más de 2,300 casos de golpe de calor y al menos 125 muertes vinculadas a las altas temperaturas.
Los científicos afirman que 4.000 millones de personas —aproximadamente la mitad de la población mundial— experimentaron al menos un mes adicional de calor extremo entre mayo de 2024 y mayo de 2025 debido al cambio climático causado por el ser humano. En México y otros países, este tipo de eventos extremos ha causado enfermedades, muertes, pérdidas de cultivos y tensiones en los sistemas de energía y salud pública. Aunque fenómenos como las inundaciones o los ciclones suelen recibir más atención mediática, los expertos señalan que el calor es posiblemente el fenómeno más letal. Muchas de sus consecuencias, como muertes por insuficiencia renal o enfermedades cardíacas, se reportan de manera fragmentaria o se atribuyen a otras causas.
La investigación, llevada a cabo por World Weather Attribution, Climate Central y la Cruz Roja, utilizó métodos revisados por pares para demostrar en qué medida el cambio climático ha hecho más probables los episodios de calor extremo. En prácticamente todos los países del mundo, el número de días con temperaturas extremadamente altas al menos se ha duplicado con respecto a un escenario sin calentamiento global. Regiones como el Caribe han sido especialmente afectadas: Puerto Rico, por ejemplo, soportó 161 días de calor extremo, cuando en condiciones naturales solo se habrían producido 48. En palabras de Charlotte Gossett Navarro, directora general para Puerto Rico de la Hispanic Federation, el calor ha vuelto prácticamente imposible disfrutar de actividades cotidianas al aire libre, y los frecuentes apagones agravan la situación, sobre todo para personas con enfermedades preexistentes.
En México, el calor extremo también ha afectado gravemente al medio ambiente. En estados como Tabasco y Chiapas se reportó la muerte de al menos 157 monos aulladores debido a la deshidratación. En el sector agrícola, la sequía prolongada y las temperaturas elevadas han disminuido la producción y aumentado la presión sobre los sistemas de riego y el suministro eléctrico. Además, se han observado impactos en la salud mental, como la ansiedad climática y la sensación de pérdida ambiental (solastalgia), derivadas del estrés constante por el clima.
Las olas de calor son asesinas silenciosas, advierten científicos como Friederike Otto, del Imperial College de Londres. Muchas personas mueren en sus hogares mal aislados o en hospitales sin que estos decesos se atribuyan al calor. Las comunidades de bajos ingresos y las personas vulnerables —como adultos mayores o personas con enfermedades crónicas— son quienes más sufren. Según el mismo informe, temperaturas como las registradas en Asia Central en marzo, en Sudán del Sur en febrero o en el Mediterráneo en julio no habrían sido posibles sin el cambio climático. En Marruecos, al menos 21 personas murieron cuando los termómetros alcanzaron los 48 grados Celsius.
A pesar de que la mayoría de la población latinoamericana tiene acceso a electricidad, muchas personas enfrentan pobreza energética y no pueden mantener temperaturas seguras dentro de sus hogares. Esta desigualdad agrava los efectos del calor en quienes no cuentan con aire acondicionado o viviendas adecuadas. Los expertos enfatizan la necesidad urgente de implementar sistemas de alerta temprana, planes de acción para ciudades y estrategias de diseño urbano que respondan a este nuevo escenario climático. Iniciativas como la plantación masiva de árboles en Marsella, Francia, ofrecen ejemplos de cómo mitigar los efectos del calor en contextos urbanos.
Finalmente, los científicos advierten que, si no se eliminan gradualmente los combustibles fósiles, las olas de calor continuarán intensificándose y las medidas de adaptación dejarán de ser suficientes. El caso mexicano, enmarcado en una tendencia global, refleja los desafíos urgentes que enfrentamos como especie ante un planeta cada vez más caliente.
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