Pueblos mágicos ¿gentrificación disfrazada de progreso?
- anitzeld
- 20 jul
- 5 Min. de lectura
El “Pueblo Mágico” como marca, no como identidad
Durante años, a Valle de Bravo se le reconoció por su lago, su bosque y su atmósfera bohemia. Sin embargo, el auge del turismo masivo, las rentas de corto plazo tipo Airbnb, y la especulación inmobiliaria han transformado su centro histórico en una escenografía de alto costo. Las casas que antes eran hogares ahora son propiedades vacacionales; las fondas y tianguis han sido desplazadas por restaurantes gourmet, galerías y spas.
Lo que se promueve ya no es una experiencia cultural, sino un estilo de consumo. Y eso ha generado un sentimiento de pérdida, incluso entre los mismos habitantes. El encanto sigue en las fotos, pero muchas veces ha desaparecido de la vida cotidiana.

De postal a parque logístico: el caso Tepotzotlán
A una hora de distancia, Tepotzotlán fue también reconocido como Pueblo Mágico por su acervo colonial y sus paisajes protegidos. Pero ahí el modelo turístico fue rápidamente rebasado por otro: el logístico. En 2015, se instaló el parque industrial ProLogisPark, con naves de Amazon, Mercado Libre y otras multinacionales.
Hoy, los cerros y ríos conviven con grandes bodegas que abastecen al centro del país. La vocación turística fue desplazada por el comercio a gran escala. Y con ello, la vida del municipio cambió: los planes de estudio universitarios ya no priorizan agronomía ni cultura, sino logística y transporte. El paisaje, antes orgullo del pueblo, se ve cada vez más amenazado por los megaproyectos.
“No queremos que nos conviertan en algo que no somos”, dice Estefanía, una vecina que ha vivido toda su vida en Tepotzotlán. Su voz sintetiza una incomodidad creciente: que el desarrollo llegue, sí, pero sin preguntar ni respetar.

💸 Turismo excluyente, desplazamiento local
Uno de los síntomas más visibles de esta transformación es la cg En muchas localidades, el modelo económico ya no gira en torno a la comunidad, sino al turista con poder adquisitivo. Hay más cafés de especialidad que cocinas económicas, más boutiques que panaderías.
Además, la presión inmobiliaria ha encarecido la vivienda, desplazando a familias hacia las orillas. Lo que queda en el centro son fachadas bonitas y calles que se alquilan por noche. Se ve lindo, pero ya no se vive ahí.
😑 Fatiga y rechazo: el turismo también desgasta
Después de años recibiendo turistas —a veces ruidosos, invasivos o irrespetuosos— muchas comunidades han desarrollado una fatiga turística. Ya no hay esa calidez espontánea; ahora hay letreros de “prohibido tomar fotos”, “baño solo para clientes” o “zona privada”.
Esta transformación emocional también impacta el tejido económico. Cuando el visitante ya no es bienvenido, deja de consumir, y cuando la experiencia se vuelve incómoda, deja de volver. Lo que fue una fuente de ingresos para pequeños comercios se vuelve una carga mal distribuida.
🔐 Seguridad: de la hospitalidad a la desconfianza
La otra gran fractura es la inseguridad, un fenómeno creciente en muchos Pueblos Mágicos. Lo que antes era un entorno tranquilo, ideal para recibir turistas, hoy se ve atravesado por robos, extorsiones e incluso violencia organizada.
El caso más alarmante es el de Taxco, Guerrero, un ícono del turismo nacional por su arquitectura colonial y su tradición platera. Durante décadas, Taxco vivió del turismo cultural, las ferias de la plata y las peregrinaciones religiosas. Pero en los últimos años, el control del crimen organizado ha golpeado con fuerza su economía y su imagen pública.
Desde 2023, reportes periodísticos y denuncias ciudadanas han documentado cómo grupos delictivos han extorsionado a transportistas, locatarios y hoteleros, imponiendo cuotas a quienes intentan trabajar en el centro histórico. El turismo comenzó a desplomarse. Muchos visitantes cancelaron sus estancias por miedo, y los comerciantes locales han tenido que cerrar, reubicarse o bajar sus precios para sobrevivir.
Los taxis y camionetas de transporte local —clave para el turismo interno— también han sido blanco del crimen, lo que ha generado paros de transporte, bloqueos y protestas. En 2024, la situación se agudizó al punto de afectar incluso eventos religiosos como la Semana Santa, cuando tradicionalmente Taxco se llenaba de visitantes. “Ya no es negocio, es sobrevivencia”, dijo un hotelero en entrevista anónima.
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los Pueblos Mágicos presentan una incidencia delictiva 36.1 % más alta que el promedio nacional.
En el Estado de México, municipios como Valle de Bravo y Tepotzotlán concentran miles de denuncias por delitos como robo, lesiones y extorsión.
En Puebla, el aumento de la delincuencia en Chignahuapan, Zacatlán o Huauchinango supera el 100 % en algunos meses recientes.
Esta situación afecta no solo la percepción del turista, sino la economía local. Los pequeños negocios, que antes vivían del visitante, hoy gastan más en protección y ven reducir sus ventas por miedo o desconfianza. La inseguridad debilita el puente entre comunidad y turismo, y eso lo resienten tanto los comerciantes como los viajeros.

🔄 ¿Y ahora qué? Resistencias y alternativas
No todo está perdido. Frente al despojo y el desgaste, hay comunidades que han optado por replantear el modelo turístico desde abajo. Estas son algunas de las estrategias que están emergiendo con fuerza:
🧭 Turismo comunitario: En Cuetzalan o Capulálpam de Méndez, los recorridos y hospedajes están gestionados por los propios habitantes. El dinero se queda en el pueblo, y se cuida tanto al visitante como a la comunidad.
🛍️ Tianguis de comercio justo: En lugares como Mazunte o Valle, ferias autogestivas permiten vender artesanías y productos locales sin intermediarios.
🛖 Hospedajes responsables: En Tepotzotlán, algunas casas se rentan con reglas claras para proteger la convivencia. No se busca llenar de turistas, sino recibir a quienes entienden el lugar.
🛡️ Redes de seguridad vecinal: En Zacatlán y Real del Monte se han organizado para denunciar delitos de forma colectiva, sin militarizar sus calles ni criminalizar a los visitantes.
🌾 Restauración del paisaje y la memoria: En Tepoztlán, los colectivos locales defienden sus cerros, sus fiestas y sus formas de habitar frente al avance de los fraccionamientos.
🧭 Más allá de la postal
El modelo de Pueblo Mágico, tal como se ha implementado, enfrenta una encrucijada: seguir operando como marca turística o transformarse en una estrategia real de protección cultural y ambiental. Para eso, hace falta algo más que certificados y campañas de promoción.
Hace falta escuchar a las comunidades, frenar el avance indiscriminado de los megaproyectos, y reconocer que lo mágico no está en lo que se vende, sino en lo que se cuida, se habita y se comparte. Quizás el próximo destino no esté en la lista oficial, pero sí en esos pueblos que aún conservan lo más valioso: su gente, su paisaje y su memoria viva.
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