top of page

Chile, recibe la basura del mundo en su desierto más sagrado

  • anitzeld
  • 20 jun
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 22 jun

La ropa que compras, la puedes encontrar en el desierto.


En pleno desierto de Atacama, uno de los paisajes más áridos y sobrecogedores del planeta, se levanta una montaña de ropa usada que no pertenece a nadie. Camisetas, jeans, vestidos de fiesta y hasta ropa deportiva de marca descansan entre la arena y los huesos de animales muertos. Lo que debería ser un entorno natural protegido se ha convertido en uno de los vertederos textiles más grandes del mundo.


Chile importa cada año más de 59 mil toneladas de ropa usada, principalmente desde Estados Unidos, Europa y Asia. De esa cifra, al menos 39 mil toneladas llegan a la zona franca de Iquique, donde una gran parte no logra comercializarse. Como no puede ser devuelta ni fácilmente reciclada, se desecha ilegalmente en zonas cercanas a la ciudad o directamente en el desierto.


El impacto ambiental es brutal. Las prendas están hechas en su mayoría de fibras sintéticas como poliéster, que pueden tardar hasta 200 años en descomponerse. Muchas son quemadas a cielo abierto, generando gases tóxicos como dioxinas y furanos que se filtran al aire, al suelo y a las napas subterráneas. Las imágenes satelitales muestran cicatrices negras de las quemas que se extienden como heridas entre las dunas.


La ONU y Greenpeace han clasificado la situación como una "emergencia medioambiental y social" El volumen de producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2015, y hoy el fast fashion genera un camión de ropa tirada o quemada cada segundo

Según un informe de la organización Desierto Vestido, al menos 160 hectáreas del desierto ya están afectadas por acumulación de textiles. Se estima que cada año al menos 15 millones de prendas terminan enterradas o incineradas en la región de Tarapacá. Los activistas locales denuncian que no existe una política pública clara para enfrentar esta crisis ni una fiscalización efectiva.



Chile es el principal receptor de ropa usada en América Latina, no por decisión consciente, sino por la lógica de mercado de la moda rápida. Lo que no se vende en Europa o EE.UU. se envía al sur global como “donación” o “oportunidad comercial”. Pero el resultado es devastador: cientos de miles de prendas que nadie pidió, que nadie puede reutilizar y que terminan convirtiendo un desierto milenario en el basurero textil del planeta.


Para muchos, el sector de Alto Hospicio y sus alrededores ya no son parte de un paisaje natural: son el lugar más feo del mundo, no por su geografía, sino por lo que revela. La ropa tirada habla de los excesos del norte, de la desigualdad global y de una economía que produce más de lo que el planeta puede absorber.


Desde 2021 se inició una demanda por daño ambiental contra el Estado y la municipalidad de Alto Hospicio, impulsada por la abogada Paulin Silva, alegando omisiones que han causado un daño significativo al suelo, salud y patrimonio público en una extensión que supera las 300 hectáreas 

Lo que alguna vez fue una tierra sagrada para culturas ancestrales, hoy es un cementerio de tela y plástico. Y mientras no cambie el modelo de consumo, el Atacama seguirá recibiendo las sobras del mundo.



Fotos Gonzalo Zúñiga.


Porque la realidad supera a la ficción... sigue leyendo.


Comments


Historias del día

¡Gracias por suscribirte!

  • Instagram
  • Facebook
  • Twitter

© 2025 

Las noticias directo en tu email. Suscríbete nuestro boletín semanal.

bottom of page