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Leer para no romperse, narrativas suaves para tiempos duros

  • anitzeld
  • hace 3 días
  • 4 Min. de lectura



Me he topado últimamente, cada vez más, con series y libros; historias asiáticas suaves, rosas, emocionales. Bonitas. De esas a las que recurre uno cuando la realidad es simplemente demasiado, como pasa cada vez más a menudo. Healing fiction, lo llaman. Relatos que no pretenden sorprender, sino acompañar. Que no sacuden, pero sí acarician. Y entonces me pregunté si en mi país, en mi continente, hacia el sur, sucede algo parecido.


La respuesta no es tan obvia como ir a una estantería y encontrar un rótulo que diga ficción que cura latinoamericana. Pero si uno se detiene a leer —con pausa, con hambre de ternura— sí que encuentra. Tal vez por acá seamos más dados a la magia para curarnos. Más propensos a narrar el dolor con una mezcla de realismo y fábula, de crudeza y consuelo. No es lo mismo que abrir una pequeña librería en Seúl o encontrarse con una clínica donde prescriben gatos en Kioto, pero sí que existe una literatura que nos abraza desde la orilla de lo cotidiano, que nos recuerda que incluso con cicatrices se puede seguir.


En Latinoamérica, sanar desde la literatura no siempre se parece a la calma. A veces toma la forma de una mujer que deja atrás su historia para buscar otra, o de una niña que se hace preguntas en una isla brumosa, o de alguien que encuentra refugio en lo mínimo: un animal, un gesto, una taza de café. No es una moda editorial. Es más bien una manera de resistir el ruido y el desgaste desde la intimidad, desde el afecto, desde la palabra.


En lugar de tiendas de conveniencia o bibliotecas silenciosas, la literatura latinoamericana que consuela suele surgir de lo cotidiano, de los afectos familiares, de lo doméstico. En lugar de ser una tendencia editorial, ha sido más bien una forma de resistencia afectiva dentro de contextos difíciles: violencia, desigualdad, exilio, dolor histórico.


Aquí, sanar no siempre es sinónimo de calma. A veces es hablar del trauma para no repetirlo. A veces es recordar que se puede seguir, incluso con cicatrices. Pero igual que en Asia, también hay libros que ofrecen consuelo, contención y ternura sin grandilocuencias.


Porque sí: también acá escribimos libros que curan. Aunque a veces no sepamos cómo nombrarlos. Aquí, sanar no siempre es sinónimo de calma:


El viento que arrasa – Selva Almada (Argentina)Un pastor y su hija quedan varados en un taller mecánico en medio del campo. La novela transcurre en ese breve encuentro, en diálogos escasos pero significativos. Hay algo muy contenido, casi espiritual, en su forma de narrar. No necesita grandes giros para dejarte con una sensación de paz.





Panza de burro – Andrea Abreu (Islas Canarias)Aunque no es latinoamericana continental, esta novela está hermanada por lengua y sensibilidad. Es una historia de infancia, amistad y deseo en un pequeño pueblo canario. Está narrada desde la ternura y el desconcierto de una niña, con una voz propia, fresca, profundamente emocional.


Temporada de huracanes – Fernanda Melchor (México)No es un libro amable, pero sí catártico. Aunque está más cerca del desgarro que del consuelo, leerlo puede tener un efecto purificador. A veces también se cura exponiendo la herida. Para quienes creen que sanar no es lo mismo que olvidar el dolor.


La perra – Pilar Quintana (Colombia)Una mujer sin hijos, viviendo en un pueblo costero, adopta una perra. A través de esa relación, explora sus frustraciones, su deseo, su rabia. Es una historia breve y contenida, que muestra cómo el afecto puede llegar de formas inesperadas.


Brujas – Brenda Lozano (México)Dos mujeres, dos voces, dos tiempos. Una de ellas es una curandera, la otra una periodista. El libro entrelaza lo mágico y lo político, pero también habla de sanación desde el lenguaje, la genealogía femenina y los cuerpos que resisten.


El infinito en un junco – Irene Vallejo (España)Aunque no es ficción y no es latinoamericano, lo incluyo porque muchos lectores latinoamericanos lo han sentido como un libro sanador. Es un ensayo narrativo sobre la historia de los libros. Leerlo es como conversar con alguien sabio, calmo y lleno de amor por la palabra escrita.


Healing fiction traducidas al español:


Te receto un gato Syou Ishida (Planeta, 2025) La Clínica Kokoro solo aparece ante quienes más la necesitan. No receta pastillas, receta gatos. Un superventas japonés con toques mágicos, tierno y peculiar, perfecto para quienes necesitan consuelo sin explicaciones.


La biblioteca de los nuevos comienzos Michiko Aoyama (Planeta, 2023)

En Tokio, la señora Komachi recomienda libros con una pregunta: “¿Qué es lo que buscas?”. Cada visitante encuentra en esta biblioteca una forma de reencontrarse consigo mismo.



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La trama va despacito, como pelar una mandarina con calma. Nada apura. Hay que ver si la vida te da mandarinas porque a veces no hay otra cosa. Lo mismo pasa con las mandarinas. Pero llegan las mandarinas, con su tamaño raro, con su forma medio torcida, y ahí están. Si la vida te da mandarinas  emociona porque es real.

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