#AsíLasCosas ¿Sigue siendo válida la visión de Octavio Paz sobre los mexicanos? Un vistazo desde hoy
- anitzeld
- 19 may
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 20 may
En El laberinto de la soledad (1950), Octavio Paz propuso una interpretación de la identidad mexicana marcada por el sentimiento de orfandad, la simulación y el enmascaramiento. El mexicano, según Paz, ocultaba su interior y desarrollaba una actitud defensiva frente al mundo, producto de una historia de conquista, colonización y mestizaje conflictivo. La figura del chingado, del hijo de la Malinche, y del pachuco eran símbolos de una identidad escindida. Esa lectura influyó de manera duradera en la comprensión del carácter nacional durante la segunda mitad del siglo XX.
A más de setenta años de la publicación del ensayo, la sociedad mexicana ha experimentado transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales que han desplazado parcialmente esa visión. Si bien algunos rasgos identificados por Paz persisten, como la desconfianza institucional o el uso del lenguaje como barrera, múltiples estudios sugieren una redefinición del sujeto colectivo en México.
Desde el punto de vista político, la transición democrática iniciada a finales del siglo XX modificó las formas de participación y representación. El fin de la hegemonía del PRI en el año 2000 y la alternancia de partidos han dado paso a una ciudadanía más diversa en sus demandas.En las elecciones federales de México celebradas el 2 de junio de 2024, la participación ciudadana alcanzó el 60.9% del padrón electoral, según datos del Instituto Nacional Electoral (INE). Esta cifra, refleja un involucramiento que contrasta con la pasividad que Paz describía en su ensayo.
En el plano sociocultural, el auge de los movimientos feministas, indígenas y de la diversidad sexual ha ampliado el espectro de voces que reclaman formas distintas de identidad. La Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022 reportó que 23.7% de la población mexicana se ha sentido discriminada por su apariencia, lengua o identidad. La visibilización de estas experiencias ha cuestionado los discursos homogeneizantes del mestizaje y ha generado nuevas narrativas de pertenencia.
La migración, tanto interna como hacia Estados Unidos, también ha modificado las formas de verse y nombrarse. Los estudios del Pew Research Center indican que en 2023 había alrededor de 37.2 millones de personas de origen mexicano en Estados Unidos. Esta diáspora ha generado formas híbridas de identidad y ha problematizado la idea del “mexicano” como figura única o esencial.
En el ámbito económico, la expansión del sector informal y las desigualdades persistentes han producido nuevas formas de exclusión y resistencia. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) señaló en su informe de 2022 que el 43.9% de la población se encontraba en situación de pobreza. Esta realidad produce tensiones que ya no se explican solo desde una narrativa de la “soledad”, sino desde estructuras económicas y políticas globalizadas.
La digitalización y las redes sociales también han transformado la expresión cultural. El acceso a plataformas como YouTube, TikTok o Twitter ha permitido a sectores antes marginados producir contenido, opinión y humor que reformulan la imagen de lo mexicano. El uso del lenguaje, la apropiación de símbolos y la producción de discursos virales reflejan una identidad en constante disputa, ya no regulada exclusivamente por las instituciones culturales del Estado o los intelectuales.
Si El laberinto de la soledad funcionó como un diagnóstico existencial de su tiempo, la actualidad mexicana exige categorías más flexibles y múltiples. Las generaciones nacidas después del año 2000, que crecieron en contextos de violencia estructural, acceso digital y pluralidad de modelos identitarios, ya no se identifican mayoritariamente con la figura del mexicano enmascarado o pasivo. Investigaciones como las realizadas por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM muestran una tendencia hacia la reivindicación de lo comunitario, lo afectivo y lo diverso como ejes centrales de las nuevas formas de mexicanidad.

La visión de los mexicanos propuesta por Octavio Paz ha sido, con el paso del tiempo, relativizada, cuestionada y reformulada. Su valor como documento histórico y filosófico persiste, pero su función como retrato general de la identidad nacional ha sido desplazada por otras lecturas más fragmentarias, interseccionales y dinámicas. La identidad mexicana, más que una esencia fija, se ha vuelto un proceso en constante negociación.
Una de las citas más terribles y punzantes de El laberinto de la soledad de Octavio Paz, en la que reflexiona críticamente sobre la identidad del mexicano, es la siguiente:
“El mexicano puede doblarse, humillarse, ‘agacharse’, pero no ‘rajarse’; no abrirse. La herida abierta, sin protección, nos produce horror.”
Anitzel Díaz
Porque la realidad supera a la ficción... sigue leyendo.
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