¿Será? Medios internacionales apuntan a redes de ultraderecha detrás de la movilización “Generación Z” en México

Desde México han circulado imágenes de manifestaciones masivas y episodios de violencia policial que rápidamente llamaron la atención de la prensa extranjera. En Suiza, el Tages-Anzeiger analiza qué hay detrás de estas protestas juveniles y hasta qué punto pudieron estar influenciadas por actores externos. Su artículo describe cómo la primera convocatoria de la llamada Generación Z, capaz de reunir a decenas de miles de jóvenes contra la violencia y la supuesta corrupción del Gobierno, se diluyó en una segunda marcha con una asistencia mucho menor.

Las imágenes de los choques entre jóvenes y policías dieron la vuelta al mundo, pero varios medios —tanto mexicanos como internacionales— detectaron que detrás de esa viralidad había indicios de una operación digital coordinada. Investigaciones de la agencia mexicana Infodemia y de redacciones como El País, The Guardian, AP y Euronews identificaron patrones ya conocidos en campañas de desinformación: creación masiva de cuentas nuevas en redes sociales, actividad inusual de perfiles administrados desde el extranjero y mensajes diseñados para generar miedo y urgencia.

El Tages-Anzeiger señala que influyentes figuras de la derecha libertaria internacional habrían visto en México un escenario oportuno para desestabilizar a un gobierno percibido como incómodo. La participación de consultores vinculados a Javier Milei y Jair Bolsonaro —expertos en operaciones digitales que ya han intervenido en procesos latinoamericanos— aparece repetidamente en los análisis. A nivel local, la investigación también apunta a la influencia de magnates mediáticos como Ricardo Salinas Pliego y a la amplificación del mensaje por parte de redes libertarias mexicanas. Según el reporte de Infodemia, la operación habría costado alrededor de cinco millones de dólares, con administradores operando desde el extranjero; otros cálculos citados por la prensa hablan de hasta 90 millones de pesos.

El País describe que la estética y narrativa de la convocatoria mostraban elementos “importados”: consignas, símbolos y formas de organización similares a los utilizados por movimientos libertarios en Argentina, Brasil y Europa. The Guardian destaca que varios de los perfiles que elevaron la protesta suelen difundir contenido ultraconservador o antiprogresista. AP y Euronews documentaron incluso el uso de imágenes creadas con inteligencia artificial para intensificar la percepción de caos.

Todo esto no significa que el descontento juvenil sea inventado. La prensa internacional coincide en que la frustración por la violencia, la precarización y la falta de oportunidades es real y profunda. Sin embargo, expertos advierten que esta mezcla —malestar legítimo combinado con injerencia externa— puede terminar por desacreditar las demandas auténticas de los jóvenes. La protesta, que dejó más de un centenar de heridos y episodios de confrontación con la policía, fue descrita por corresponsales como una manifestación híbrida: reclamos genuinos rodeados por actores políticos opositores y grupos encapuchados que provocaron los choques más fuertes.

El desplome de la asistencia en la segunda convocatoria refuerza, según analistas, la idea de que el impulso inicial dependió en gran medida de la maquinaria digital. Mientras tanto, figuras políticas mexicanas como Vicente Fox respaldan públicamente las protestas, lo que añade tensión a un escenario ya polarizado.

A medida que continúa la revisión del uso de la fuerza policial y de las detenciones, la disputa por la narrativa sigue abierta. Pero algo es claro en la cobertura internacional: la protesta no fue únicamente un estallido espontáneo de jóvenes mexicanos, sino un episodio donde convergieron frustración social, manipulación digital y la intervención estratégica de redes de ultraderecha con objetivos políticos.